El yoga apareció en mi vida a la edad de 15 años cuando mi hermana me llevó a una clase de Hatha yoga que me ayudaría con el estrés y la ansiedad.
Recuerdo salir de la clase frustrada, sudada y con el cuerpo tembloroso, pensando que no era buena idea regresar a esa extraña practica.
Sin embargo algo dentro de mi despertó y ese sentir hizo que regresara al yoga de manera intermitente.
En el 2012 después de haber probado distintos tipos de yoga, empecé a practicar con mi querida maestra y amiga Judith Zanella.
Su enfoque profundo y amoroso hizo que me enamorara de la meditación y el yoga flow que ella enseñaba en aquel momento. Ella me introdujo al ashtanga yoga y a la filosofía del yoga por medio de distintos talleres y maestros muy especiales como Bernardino Machado y Edgardo Leal.
En 2014 me mudo a Europa y tengo la oportunidad de practicar con buenos maestros como Suzanne Forde, además de David Collins, Paula Herbert con quienes estudié un poco más la filosofía del yoga e hice mi teacher training en Ashtanga yoga, También durante y antes de conocerlos pude asistir a talleres de Mudras, filosofía hindú, cuerpos sutiles y ashtanga con Paula F-Rodriguez, Nacho Kaleta, Cosmin Lancu, pranayama con Paul Dallaghan, Asgtanga yoga con Petri Raisanen y Ashtanga yoga con Manju Jois.
Todo esto ha significado un profundo viaje hacia adentro que ha tomado años de práctica, y por lo que debo decir que el Yoga encuentro una poderosa herramienta para toda la vida, que puede ayudar a cualquier individuo a ser más suave cuando sea necesario, pero al mismo tiempo obtener una potente fuerza interna para sobrellevar muchas de las situaciones que la vida presenta. Creo con toda certeza que todo el mundo es capaz de empezar una práctica de yoga en cualquier punto de su vida, ya que nunca es muy tarde o muy temprano para el desarrollo interior, en pro de una vida sana, balanceada y feliz.
Estoy muy agradecida por todos los maestros que he podido encontrar en el camino y los recuerdo a todos con un gran cariño en mi corazón.